Un alto funcionario de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Vinay Prasad, propuso cambios significativos en la regulación de vacunas de EE. UU. luego de una investigación interna que vincula al menos diez muertes infantiles con la vacuna COVID-19. Los hallazgos, detallados en un memorando publicado por The Washington Post, marcan el primer reconocimiento oficial del gobierno estadounidense de una relación causal entre la vacuna y las muertes entre jóvenes.
Investigación y hallazgos
Prasad ordenó al personal de la FDA que analizara 96 muertes notificadas al Sistema de notificación de eventos adversos a las vacunas (VAERS) entre 2021 y 2024. Si bien el VAERS acepta informes de cualquiera e incluye datos no verificados, el análisis concluyó que “no menos” de diez muertes probablemente fueron atribuibles a la vacuna COVID-19. Prasad reconoce que la cifra real puede ser mayor debido a la falta de informes.
“Por primera vez, la FDA de EE. UU. reconocerá que las vacunas COVID-19 han matado a niños estadounidenses”.
El memorando también critica las políticas de vacunas anteriores, en particular los mandatos impuestos bajo la administración Biden, que, según Prasad, obligaron a niños sanos a recibir una vacuna con consecuencias potencialmente fatales.
Cambios regulatorios propuestos
El “camino a seguir” de Prasad incluye varias reformas clave:
- Revisión de vacunas multivalentes: Una evaluación más profunda de la seguridad de administrar múltiples vacunas simultáneamente.
- Escrutinio de la vacuna contra la influenza: Una reevaluación del marco anual de la vacuna contra la influenza, que Prasad describe como basado en “evidencia de baja calidad”.
- Estándares de vacunas durante el embarazo: Requisitos más estrictos para autorizar vacunas para mujeres embarazadas.
- Eficacia de la vacuna contra la neumonía: Exigir que los fabricantes de vacunas contra la neumonía demuestren una reducción real de los casos de neumonía, no solo la producción de anticuerpos.
Controversia y escepticismo
Los hallazgos han provocado una controversia inmediata. El Dr. Paul Offit, del Hospital Infantil de Filadelfia, criticó a Prasad por carecer de pruebas concretas y afirmó que las afirmaciones asustarán innecesariamente al público. Offit sostiene que se necesita una revisión exhaustiva de todos los datos antes de publicar tales conclusiones.
Prasad respondió a posibles filtraciones de memorandos internos advirtiendo al personal que no compartiera información con los medios, calificando ese comportamiento de “poco ético, ilegal y objetivamente incorrecto”.
Contexto e implicaciones
Este avance es significativo porque desafía directamente la suposición generalizada de que el riesgo casi nulo asociado con la vacunación contra el COVID-19 en los niños. Si bien los datos del VAERS a menudo se descartan como anecdóticos, la investigación interna de la FDA de Prasad añade peso a las preocupaciones sobre la seguridad de las vacunas. El efecto a largo plazo de estos hallazgos podría ser una menor confianza del público en los mandatos de vacunas y un impulso para evaluaciones de riesgos más individualizadas.
La situación pone de relieve las complejidades de equilibrar las medidas de salud pública con la seguridad individual y la necesidad de una formulación de políticas transparente y basada en evidencia.
La FDA y el HHS no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
