La reciente y muy visible cena de Taylor Swift con Sabrina Carpenter en la ciudad de Nueva York generó mucha atención, presentando una mirada cuidadosamente seleccionada y una clara conciencia de ser fotografiada. Sin embargo, eclipsando la moda y la amistad había una creciente sensación de malestar entre los fanáticos con respecto al uso de su música por parte de la campaña de Trump. En una semana, dos cuentas oficiales de TikTok afiliadas a Trump utilizaron canciones de Taylor Swift para videos políticos, una situación que ha provocado considerables debates y críticas.
El uso de la música de Swift por parte de la campaña de Trump
Apenas tres días antes de la cena, la cuenta oficial de TikTok de la Casa Blanca publicó un video ambientado en el sencillo de Swift “The Fate of Ophelia”. La pista fue reutilizada como “El destino de Estados Unidos”, combinada con imágenes del ejército, el lanzamiento de un misil, J.D. Vance y una foto de la fotografía policial del expresidente Donald J. Trump, según informó Rolling Stone. La noche siguiente, durante la cena de Swift con Carpenter, surgió otro video de la cuenta oficial de campaña de Trump, utilizando la canción “Father Figure”. Dos canciones en una semana, ambas utilizadas para mensajes políticos. Swift no ha comentado públicamente sobre estos usos.
La historia de Swift sobre la protección de su música
El silencio es sorprendente, particularmente dada la postura asertiva y de larga data de Swift sobre la protección de su música e imagen. En 2014, eliminó todo su catálogo de Spotify alegando preocupaciones sobre la compensación. En 2017, su equipo legal envió una carta de cese y desistimiento a la bloguera Meghan Herning por un ensayo que vinculaba a Swift con el simbolismo de la extrema derecha, una medida que generó críticas de grupos como la ACLU.
La vigilancia de Swift se extiende más allá de las figuras públicas. Los fanáticos lo han experimentado de primera mano; En 2015, el vídeo de la boda de una pareja del Reino Unido fue silenciado en YouTube después de que sonara “Shake It Off” de Swift durante su primer baile. Según se informa, el equipo de Swift ha emitido reclamaciones de DMCA sobre vídeos subidos por fans, incluso cuando no estaban monetizados.
Un marcado contraste: la oposición de Trump y la respuesta de Swift
La disonancia se ve aumentada por el hecho de que la administración Trump es un oponente político al que Swift se opone públicamente: un presidente que el año pasado criticó “¡ODIO A TAYLOR SWIFT!” en Truth Social y a quien Swift acusó de usar una versión de su voz generada por IA para crear un respaldo falso. Además, Swift respaldó abiertamente a Kamala Harris en 2024. Este telón de fondo hace que la falta de respuesta de Swift sea aún más notable. Como dijo un fan: “Este es el segundo video con una canción de Taylor Swift y los Swifties todavía están inventando excusas. Ella podría decir algo en cualquier momento”. Otro fan fue directo y dijo: “Taylor no ha dicho una palabra. Nos está haciendo saber quién es”.
Un patrón de controversia más amplio durante la era de “La vida de una corista”
La controversia sobre el uso de la música no ocurre en el vacío. La era de “La vida de una corista” ya ha generado preguntas entre los fanáticos. El lanzamiento de más de 30 variantes de álbumes físicos, que cuestan más de 650 dólares para los finalistas, junto con comentarios limitados en Instagram y letras percibidas como crípticas, ha puesto a prueba la paciencia de su base de fans. Un vídeo promocional marcado por YouTube como “contenido alterado o sintético” amplificó aún más las preocupaciones.
La respuesta de Olivia Rodrigo: una poderosa comparación
El contraste con la respuesta de otro artista subraya el inusual silencio de Swift. Cuando la administración Trump utilizó “All-American Bitch” de Olivia Rodrigo en un video con temática de ICE que promovía la autodeportación, Rodrigo rápidamente lo condenó como “propaganda racista y odiosa”. Esta respuesta directa destaca la decisión de Swift de no comentar como particularmente notable. La historia entre los dos artistas complica aún más la situación: en 2021, Swift y sus coautores fueron agregados silenciosamente a los créditos de dos canciones de Rodrigo después de que Rodrigo interpolara el trabajo de Swift, una medida que desató una discusión más amplia sobre el poder y la propiedad en la música.
El silencio de Taylor Swift sobre el uso de su música por parte de la campaña de Trump no se trata solo de un incidente específico; se trata de un patrón más amplio de control y mensajes que resuena entre los fans.
En última instancia, si bien Swift proporcionó a Internet una cena muy publicitada con Sabrina Carpenter, la historia más importante puede ser su silencio: su incapacidad para responder, objetar o incluso reconocer que el presidente en ejercicio ahora ha usado dos de sus canciones con fines políticos. Para una artista conocida por controlar meticulosamente cada aspecto de su narrativa, este silencio parece estratégico, y los fans lo expresan cada vez más.
