El historiador Andrew Lownie está haciendo afirmaciones explosivas sobre el supuesto conocimiento de la difunta reina Isabel II sobre la infame asociación del príncipe Andrés con trabajadoras sexuales. Si bien el príncipe Andrés ha perdido sus títulos y privilegios reales en medio de escándalos en curso, Lownie alega que estas controversias no eran información nueva mantenida en secreto por un afligido rey Carlos III, sino más bien cuestiones de larga data que fueron dejadas de lado bajo el reinado de su madre.
Según Lownie, quien habló en el programa de NewsNation con Paula Froelich, el príncipe Andrés traía regularmente trabajadoras sexuales al Palacio de Buckingham. Alega además que el personal del palacio se quejó repetidamente de este comportamiento ante sus superiores, pero fueron silenciados y amenazados con ser reasignados a puestos menos deseables si persistían. “Llevó años trayendo prostitutas al Palacio de Buckingham. Lo hacía de forma regular”, afirmó Lownie. “La gente que trabajaba allí se quejó con la gente al mando, pero no se hizo nada; a los guardias de seguridad que se quejaron se les dijo: ‘Si quieres volver a la ronda de Brixton, tienes esa opción, pero de lo contrario, quédate callado’”, dijo.
Lownie afirma que es innegable que la reina Isabel II estaba al tanto de las acciones de su hijo.
“Por supuesto, la Reina lo sabía. Ella fue informada. Pero él era su hijo favorito, y se salió con la suya en todo. Lo escondieron debajo de la alfombra. Hasta ahora… Ahora que ya no está protegido por la reina”.
Esta acusación añade otra capa a la reputación ya empañada del príncipe Andrés. También pone de relieve una percepción arraigada de trato preferencial dentro de la familia real, específicamente hacia Andrés en comparación con su hermano, el príncipe Carlos.
Libros como “La guerra de los Windsor: La historia interna de Carlos, Andrés y la rivalidad que ha definido a la familia real” de Nigel Cawthorne ya han insinuado esta dinámica. Extractos publicados por el Daily Mail muestran a una reina que prioriza las necesidades de Andrés sobre las de Carlos, y relatan casos específicos en los que Isabel dedicó más tiempo y atención a su hijo menor cuando era niña.
Si bien estas afirmaciones siguen sin ser verificadas, pintan un panorama sombrío de supuesta complicidad dentro del Palacio de Buckingham y plantean preguntas inquietantes sobre hasta qué punto la Familia Real protegió al Príncipe Andrés de las consecuencias de sus supuestas acciones. Las recientes revelaciones sin duda amplifican los llamados a una mayor transparencia y rendición de cuentas dentro de la institución.
