La pajita de queso sureña perfecta: una receta para la perfección crujiente y con queso

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Las pajitas de queso son un alimento básico muy apreciado en las reuniones sureñas, junto con clásicos como las nueces pecanas y la gelatina de pimienta. Son conocidos por ser audazmente cursi, ligeramente crujientes, hojaldrados y con el toque justo de especias : un refrigerio que hace que las manos busquen más. Esta receta, probada en la cocina de Serious Eats en Birmingham, Alabama, por Jasmine Smith, criada en Texas, busca ese equilibrio ideal entre tradición y facilidad.

Por qué es importante lo hecho en casa

Muchos cocineros insisten en que la receta de su familia es la única forma correcta y abundan las variaciones, desde finas como papel hasta resistentes para un picnic. Pero los atajos comprados en la tienda con hojaldre congelado simplemente no ofrecen el mismo sabor a queso crujiente, crujiente y sin complejos que debería tener una pajita de queso bien hecha.

La clave para una masa hojaldrada

En lugar de depender del hojaldre, esta receta utiliza una masa simple de procesador de alimentos. La combinación de harina, queso cheddar extra fuerte finamente rallado, condimentos y mantequilla fría crea una base tierna. La clave es mantener la mantequilla fría: asegura que se desmenuce a medida que se derrite durante el horneado. Piense en ello como la versión para adultos de una galleta Goldfish, pero con un satisfactorio toque mantecoso y un sabor real a queso.

Hornear para darle textura

Torcer las tiras antes de hornearlas no es solo por apariencia; Crea crestas crujientes y concentra el sabor. Las pruebas revelaron que:
– Demasiado polvo de hornear hace que las pajitas se hinchen y pierdan forma.
– El ancho de la tira es crucial: los giros de 3/4 de pulgada mantienen mejor su forma.
– El queso finamente rallado se integra suavemente sin alterar la descamación.

El objetivo no es sólo hacer pajitas de queso, sino crear un refrigerio que capture el espíritu de la hospitalidad sureña: cálido, acogedor e inolvidable.

Esta receta ofrece exactamente eso: una pajita de queso clásica, sencilla pero llena de sabor auténtico.