Abrir su hogar y su corazón: la creciente necesidad de acogida y adopción

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Ryan y Kayla North son padres que conocen de primera mano las alegrías y los desafíos de recibir a niños en su hogar a través del cuidado de crianza y la adopción. Con dos hijos biológicos y cuatro adoptados, han construido una familia diversa a través de un camino inesperado. Inicialmente imaginaron una ruta más tradicional, pero se sintieron llamados por la fe a abrir sus puertas a los necesitados.

Impulsados ​​por el deseo de ayudar a los niños vulnerables, los North comenzaron a acoger hogares de acogida hace unos diez años y, finalmente, dieron la bienvenida a casi treinta niños a sus vidas. Hoy, comparten su experiencia y orientación como cofundadores de One Big Happy Home, una organización dedicada a apoyar a las familias que enfrentan las complejidades de la adopción y el cuidado de crianza. Se especializan en ayudar a los padres adoptivos a abordar los traumas, los desafíos de conducta y los problemas de apego que a menudo enfrentan los niños que ingresan a nuevos hogares.

Sin embargo, su viaje no se trató únicamente de cumplir una visión benévola. Comenzó con la genuina intención de amar y mantener a los niños. Inicialmente, los North abordaron el cuidado de crianza con una mentalidad de “salvador”, pero pronto se dieron cuenta de la profundidad y complejidad entretejidas en estas historias familiares.

Su trabajo resalta una necesidad cada vez más urgente: encontrar familias dispuestas a abrir sus hogares y corazones a los niños en hogares de acogida.

“Todo cristiano debería considerar su papel”, enfatizan Ryan y Kayla. Ya sea que eso signifique acoger o adoptar directamente, o apoyar activamente a las familias que lo hacen, existen innumerables maneras de marcar una diferencia tangible. Nos alientan a ir más allá del simple reconocimiento de la necesidad y, en cambio, convertirnos en participantes activos para satisfacerla.

Los Nortes subrayan que el apoyo eficaz va más allá de los consejos bien intencionados. Los padres de crianza y adoptivos a menudo se sienten abrumados y aislados en medio de sus desafiantes tareas. La ayuda práctica (como cuidar niños, preparar comidas, hacer recados o donar artículos esenciales) puede proporcionar un respiro y apoyo emocional invaluable.

Más allá de la asistencia directa, la educación desempeña un papel crucial. Tomarse el tiempo para comprender el impacto del trauma en el desarrollo infantil y familiarizarse con un lenguaje sensible (como “madre biológica” en lugar de “mamá real” o “niño en cuidado de crianza” en lugar de “niño de crianza”) puede crear entornos más inclusivos y de apoyo.

Si bien la crianza y la adopción exigen un compromiso y recursos significativos, ofrecen inmensas recompensas. Para aquellos que sienten un llamado de Dios a recorrer este camino, los Nortes los alientan a responder con valentía a ese llamado.
Destacan que cada acto de amor y servicio, por pequeño que sea, contribuye a construir un futuro mejor para estos niños vulnerables.

En última instancia, la conversación con Ryan y Kayla es un poderoso recordatorio de que responder a la crisis del cuidado de crianza no se trata únicamente de cambios sistémicos a gran escala; se trata de que los corazones individuales se abran para lograr un impacto profundo en las vidas de los niños que necesitan amor, estabilidad y un sentido de pertenencia.