La verdad inevitable: Cómo afrontar la pérdida de la fe de un niño en Santa Claus

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Al final llega el momento para la mayoría de los padres: la pregunta. En mi caso, vino de mi hija de 9 años, impulsada por la contundente revelación de un compañero de clase. Después de años de creer, se dirigió a nosotros y nos hizo la pregunta que habíamos acordado que sería respondida con honestidad. Sin demoras ni evasiones: un principio que establecimos hace mucho tiempo.

Pero decirle la verdad seguía siendo doloroso. La inocencia en sus ojos cambió irrevocablemente cuando supo que “Santa” éramos nosotros. Si bien intentamos suavizar el golpe enmarcándolo como una continuación del espíritu de generosidad, la reacción inmediata fue clara: dolor.

Las etapas de la pérdida

Durante las siguientes horas, mi hija atravesó etapas notablemente similares a las que se experimentan ante cualquier pérdida importante. Primero vino la tristeza, luego la ira, seguida de una negociación desesperada. Incluso sugirió que Santa podría regresar si dejábamos de dejar regalos, un intento desgarradoramente lógico de preservar la magia. No se trataba sólo de un hombre con un traje rojo; se trataba de la pérdida de una creencia profundamente apreciada.

Una experiencia universal

En busca de apoyo, recurrí a otras madres. El consenso fue rotundo: dar esta noticia es brutal. Muchos ya habían pasado por eso y todos coincidían en el dolor. Algunos habían evitado por completo la narrativa de Santa, mientras que otros estaban decididos a mantener la ilusión el mayor tiempo posible. La realidad es que no hay guión; solo padres que atraviesan una transición difícil.

Perspectivas de expertos

Jennifer Kelman, trabajadora social clínica autorizada, confirmó que esta reacción de duelo es completamente normal. La pérdida de Santa representa más que un simple mito; es un paso hacia la madurez y un reconocimiento de cómo funciona el mundo.

Cómo manejar la conversación

La clave, enfatizó Kelman, es la honestidad unida a la gentileza. Cuando un niño pregunta, es hora de tener la conversación. He aquí cómo abordarlo:

  • Sea honesto pero empático: Déle a su hijo capacidad de actuar preguntándole si quiere saber la verdad.
  • Reformule a Santa como un símbolo de amor: Explique que Santa es parte de una tradición basada en la imaginación y la conexión, no en el engaño.
  • Valida sus sentimientos: No los apresures a superar el duelo. Permítales experimentar tristeza, confusión o enojo sin minimizar su dolor.
  • Reconoce tus propias emociones: Esto también es una pérdida para ti: un recordatorio del crecimiento de tu hijo.
  • Invítalos a la magia: Una vez que estén listos, pueden convertirse en parte de la tradición, ayudando a crear alegría para los demás.
  • Reforzar la confianza: Manejar esta conversación con honestidad fortalece el vínculo entre padres e hijos.

Al día siguiente, mi hija, todavía llorosa, admitió que todavía amaba la Navidad. Le recordé que la festividad nunca se trataba de Papá Noel, sino de la familia, las tradiciones y el amor, elementos que perduran.

Esta experiencia ha remodelado la Navidad para nuestra familia, pero en última instancia, ha reforzado un valor fundamental: la honestidad. La magia puede evolucionar, pero el amor permanece.