Durante muchas generaciones, mudarse y lograr la independencia financiera se consideraban piedras angulares de la edad adulta. Pero los hombres de la Generación Z están trazando un rumbo diferente, y un número cada vez mayor opta por volver a vivir con sus padres y adoptar un estilo de vida a menudo denominado “hijo tradicional”, la contraparte masculina de la tendencia de la “esposa tradicional”.
Este fenómeno podría parecer inicialmente contradictorio, pero dice mucho sobre las presiones económicas que enfrentan los jóvenes hoy en día. El sistema actual, caracterizado por precios de alquiler en alza, salarios estancados que no logran seguir el ritmo de la inflación y mercados laborales altamente competitivos que a menudo priorizan la “experiencia” sobre la remuneración real, ha dejado a muchos miembros de la Generación Z luchando por alcanzar los indicadores tradicionales de éxito.
Según un informe del Pew Research Center de 2024, casi el 60% de los adultos de entre 18 y 24 años viven actualmente con sus padres, la tasa más alta en más de 75 años. Esta tendencia es evidente en los campus universitarios de todo el país, donde las conferencias repletas de estudiantes ambiciosos que compiten por trabajos estables limitados pintan un panorama de incertidumbre financiera generalizada.
La solución “Trad Son”: la familia como salvavidas financiero
Ante esta realidad, algunos jóvenes están redefiniendo lo que constituye el éxito y optando por priorizar la estabilidad sobre el sueño, a menudo ilusorio, de una independencia instantánea. Eligen regresar a los hogares familiares, intercambiando el pago del alquiler por contribuir a las responsabilidades del hogar: cocinar, limpiar, hacer recados. Para ellos, no se trata de abandonar la ambición; más bien, es una medida estratégica para ganar espacio para respirar en un panorama económico implacable.
Este cambio desafía nociones de masculinidad arraigadas desde hace mucho tiempo que equiparan la masculinidad con la exclusiva provisión financiera. El modelo del “hijo tradicional” ofrece una perspectiva alternativa, lo que demuestra que contribuir a la vida familiar y hogareña puede ser igualmente valioso y satisfactorio.
El impacto más allá de la economía: normas sociales cambiantes
Si bien el beneficio inmediato es la seguridad económica, la tendencia del “hijo comercial” también refleja una evolución social más amplia. Los padres que crecieron con la expectativa de una independencia inmediata para sus hijos ahora se están adaptando a esta nueva realidad, ofreciendo apoyo y comprensión de una manera que desafía las estructuras familiares tradicionales. Al hacerlo, demuestran aceptación y flexibilidad a medida que evoluciona la definición de éxito.
El “hijo comercial” no es un signo de fracaso o pasividad; más bien, representa una respuesta inteligente a las realidades económicas actuales. Es un testimonio del ingenio y la adaptabilidad de la Generación Z para navegar en un mundo donde los caminos tradicionales ya no garantizan la estabilidad. En este panorama impredecible, elegir una estabilidad calculada podría ser el camino más responsable a seguir.

































